En honor a la gesta
heroica del sublime patriota Arturo Prat mayo fue declarado mes del mar, del
mar de Chile, que ahora ya no lo pertenece a todos los ciudadanos ya que fue
entregado a perpetuidad y gratuitamente al cartel de la pesca compuesto o
descompuesto por siete familias: Angelini, Sarkis, Stengel, Cifuentes, Jiménez,
Izquierdo y Cruz. En cierta manera es correcto decir que el valiente capitán de
corbeta saltó al abordaje defendiendo los intereses de esta pequeña cúpula
mafiosa, ese 21 de mayo de 1879, en Iquique. De la misma forma como Douglas
Tompkins siente el país como propio porque es el dueño de una fracción de la
república, el cartel de la pesca es el dueño de todo el mar, aunque te permitan
lanzarte al mar, a disfrutar lo que un día fue del pueblo. Cuando la
aristocracia habla de “mi patria” lo hace con propiedad y verdad. Nadie más
juega. El lobby consiste en comprarse parlamentarios caradura como quien
contrata prostitutas que se mueven de aquí para allá para complacer a su amo de
turno en todo. El grupo de los siete gana miles de millones de dólares y el diputado
cobra su propina. Algunos por ser reelectos son capaces de mentirle a su propia
madre. Los pescadores artesanales son la escoria y el gobierno también les da
su propina a cambio de una resignación digna. El Subsecretario de Pesca, Raúl
Súnico, cual sicario, le mostró al país su verdadero talante y fisonomía al
defender al cartel de los siete señalando, en este gobierno de la igualdad de
Michelle Bachelet: derogar la ley de pesca “sería volver a la era de las
cavernas”. Obviamente el objetivo del socialista Súnico es aterrorizar a las
grandes mayorías, convirtiéndose en el lameculos perfecto de la codiciosa e indignante
cúpula. No hay tierra, no hay mar, no hay patria. Cuando el idóneo y ejemplar
capitán Prat leyó detenidamente la actual ley de pesca pensó seriamente en
quemar la Esmeralda. El congreso es una ramera borracha barata sin patria. El
soborno es la tarjeta de asistencia en el honorable Parlamento. En ningún caso
la justicia social de los cavernícolas es inferior a nuestra cloaca. Otra vez
el faraón nos violó.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN