sábado, 18 de octubre de 2014

EL SÍNDROME DE LA SIQUIATRÍA


La hiperactividad generalmente es una bendición del cielo y no una enfermedad como lo asegura ese tramposo emporio llamado psiquiatría, que inventa padecimientos para incrementar el negocio y los clientes, particularmente fármacos inútiles, dañinos, esclavizantes y caros, de todo tipo, en colusión con los laboratorios. El sucio negocio multimillonario de las farmacéuticas ha envenenado y drogado a parte de la humanidad sin fundamento científico alguno. Hay más de doscientos mil millones de dólares inmundos en juego en esta mafia legal, y las comercializaciones crecen cada año. El objetivo es medicar a todos los seres humanos, por cualquier cosa. Por cada anomalía o epidemia inventada los billones se multiplican. Hicieron de la especulación una profesión universitaria rentable. Si varios genios tuvieron déficit atencional es porque no tenías fallas en el cerebro o en otro lado. A veces el que falla no es el hijo, sino el padre, que no le pone la debida atención y cariño a su retoño. El contexto sicosocial también define el carácter, el comportamiento infantil. El hiperactivo, con las excepciones del caso, puede ser un individuo creativo, curioso y tal vez un futuro artista, deportista, arquitecto o inventor. El argumento para definir a la hiperactividad o a la tristeza fuerte y otras como enfermedad es la conjetura, sí, ellos creen o suponen que son males sin ninguna prueba científica. No hay radiografías ni exámenes ni nada, absolutamente nada. Lamentablemente el fraude de la psiquiatría y el de la sicología clínica aún no son delitos y estafan impunemente, con rostros académicos. El ritalin se vende como pan caliente, con jugosas ganancias, como otros cientos de drogas. El hiperactivo es algo molestoso, pero es un niño sano, que lleva la cruz de una enfermedad que no existe. Los psiquiatras no ponen en primera plana los efectos secundarios y fatales que generan sus narcóticos en los niños y clientes o pacientes, sería negativo para el botín. Los efectos secundarios pueden ser cien veces más terribles  y destructivos que ese mal que no es tal. Las drogas no mejoran nada y menos si no hay ninguna enfermedad. ¿A cuántos locos han sanado en toda la historia? A ninguno. Con este rendimiento inicuo deberían encarcelarlos a todos, drogándolos primero. Y pensar que los traficantes de drogas van a la cárcel…













































Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN

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