Para
profundizar la democracia y la representación popular los alcaldes van a ser
elegidos directamente, el voto obligatorio hay que dinamitarlo, los consejeros regionales
e intendentes serán investidos por las urnas, el sistema binominal marchará al
patíbulo. Más adelante ministros y subsecretarios y asesores también van a ser
elegidos por el pueblo mismo y cambiaremos la constitución política cada vez que
sea necesario o que estemos en problemas y así fortaleceremos una y otra y otra
vez la beatificada democracia que nada soluciona. El propósito de tanta oportuna
modificación, muchas de ellas necesarias, es esconder la corrupción y los
genuinos anhelos de la ciudadanía como la nacionalización de los recursos
mineros y estratégicos. Hay que distraer al populacho con pan y circo y no con
la supresión de las isapres. Todo discurso presidencial debe ser obligadamente
superficial, acompañado de fuegos artificiales y una legión de saltimbanquis
maquillados. El senador Alejandro Navarro presentó una lista de aportes
reservados legales a los políticos y todos los senadores se lanzaron en picada
en contra de él, censurándolo y azotándolo en la plaza pública. No azotaron
públicamente a los que entregaron boletas de honorarios truchas, a los
responsables de asesorías falsas y ridículas, a los que se vendieron a la
cúpula, al clan Pinochet. Obviamente Navarro, quien no respetó la sacrosanta
omertá, insinuó a través de estas donaciones eventualmente irregulares que el
congreso es una cueva de Alí Babá, un barco pirata, un vertedero. El que nada
hace nada teme. Aquí están todos los congresales aterrorizados, ya que su
existencia corre peligro. Una vez más la cosa nostra actuó corporativamente,
por mientras buscan cualquier truco o un caramelo que profundice aún más
nuestra venerada democracia, que es su fetiche en sí, la excusa para
enriquecerse. En esta profundización nadie critica la tiranía de los hermanos Castro.
Hoy buscan con lupa una morfina que anestesie a los peatones, que les haga
olvidar el financiamiento anómalo de las campañas y actividad política. La lista
de fechorías de los demagogos es interminable y los apoltronados parlamentarios
saben que el pueblo tiene una memoria horrible. Hay que tener paciencia y
esperar. Esa es su esperanza, que no coman pasas. Ya se les olvidará todo, como
siempre. Con una confesión completa y sincera se complica todo y mantenerse en
el poder es la consigna revelada de estos inescrupulosos servidores públicos. Si
el populacho está irritado criticar con los ojos rojos a la dictadura de Pinochet
es una puerta de salida alternativa viable: hay que eludir los misiles. Por ahora
hay que poner cara de palo frente a los reporteros y predicar de la probidad
cada vez que sea necesario, sin pestañear y con el nudo de la corbata en su
lugar. El voto de silencio y las colusiones criminales son los pilares de la demagogia,
hasta ahora muy exitosa.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
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