COLUMNISTA DE PACOTILLA: CUANDO SE MIENTE POR UNA SINCERA CONVICCIÓN POLÍTICA

El museo de la mala memoria y de la poca vergüenza dice una gran verdad en lo que muestra y señala y una gran mentira en todo lo que omite. La moneda no posee dos caras. El museo te envenena con el propósito de convencerte de que los torturadores y asesinos sólo habitan en la derecha. Fidel no es un tirano eterno y un criminal. Deducir aquello es desviarse del buen camino. El clero, siempre fundamentalista, de los derechos humanos observa con una lupa y esmero los atropellos de la derecha (dictadura de Pinochet) y con los atropellos de la izquierda (dictadura de Fidel) guardan un respetuoso silencio y fondean la lupa, silbando y gambeteando las preguntas embarazosas y perturbadoras. Ven para un solo lado porque el fanatismo religioso de los ponzoñosos apóstoles de los derechos humanos los tiene ciegos, como esas sectas que presumen de predicar la verdad. Por descargar su odio sempiterno, el periodismo de izquierda extravía cualquier asomo de objetividad y no puede servir a la verdad, según les enseñara el presidente Allende. Su lucha escrita consiste en vomitarlo todo, desvinculándose de la racionalidad. El periodismo de derecha es un mocito del amo. Los peones fieles y dóciles se transforman en columnistas de renombre. Según el museo de la mala memoria de Santiago la historia comenzó el 11 de septiembre de 1973. Antes, no hubo excesos, guerrilleros, un MIR, consignas de sangre o una doctrina que legitimaba la violencia como método legítimo de lucha, para alcanzar el poder y mantenerse allí. El dictador Pinochet también pensaba que la violencia era un método legítimo de lucha para alcanzar el poder y mantenerse allí. Pulverizan con sólidos e irrefutables argumentos al psicópata Hitler y con el psicópata Stalin fijan la vista en el lejano horizonte. Suma y sigue. La verdad pura y simple y sin manipulaciones es un mal negocio, un gran brete.

“La objetividad no debería existir en el periodismo, porque el deber supremo del periodista de izquierda no es servir a la verdad, sino a la revolución” (Salvador Allende, 9 de abril de 1971).